¿Hay algo más tierno que los bebés recién nacidos? Una pequeña vida humana que necesita de su madre para sobrevivir, absoluta y completamente vulnerable y frágil, y al mismo tiempo de una perfección asombrosa, con una cierta fortaleza increíble que lo protege.
Los recién nacidos son considerados así hasta el primer mes de vida, luego ya son bebés en regla; de hecho, los que salen en las películas no son recién nacidos, son bebés de por lo menos dos o tres meses, en los que ya su piel es tersa y sus facciones están algo más definidas. Los recién nacidos suelen ser arrugaditos y rojizos, sean de la raza que sean, hasta que poco a poco van ganando peso. Te explicamos algunas otras cosas súper interesantes de los cachorritos humanos.
11 cosas que los médicos no explican de los recién nacidos
1. ¡Al agua!
Tienen por lo menos 9 meses en un ambiente acuático; el líquido amniótico los rodea y los nutre, nadan en él. Por eso hay toda una corriente de parto natural, en la que las madres dan a luz en una piscina o en una bañera.
Apartando las consideraciones de higiene, es una de las mejores formas de parir, tanto para la madre como para el bebé, siempre y cuando no haya ningún riesgo o el embarazo haya sido perfecto. Si has visto nacer a un niño así, verás que sale nadando, y no, no se ahoga: ha estado en un medio acuático durante toda su vida intrauterina, y su organismo está adaptado al agua.
Es una buena idea enseñarles a nadar antes de que cumplan los 8 meses de vida, antes de que “olviden” el agua.
2. Respiran y tragan al mismo tiempo
Esta habilidad tiene que ver también con lo anterior, con la adaptación al medio acuático. Del mismo modo en que nadan conteniendo la respiración, cuando toman el pecho pueden respirar y tragar a la vez. Una habilidad que prontamente perdemos.
3. Un sentido muy desarrollado
Los recién nacidos desarrollan rápidamente el sentido del olfato, pues a través del olor reconocen a su madre.
4. ¿Resfriados? No, limpieza
Si eres una madre recién estrenada, hay muchas cosas que los médicos no explican. Por ejemplo, los recién nacidos estornudan con mucha frecuencia, pero no hay de qué preocuparse (salvo que presente fiebre u otros síntomas). El estornudo lo utilizan para limpiar las vías respiratorias.
5. Mal aliento y sudor
Jamás un bebé tendrá mal aliento, y es porque aún no tiene dientes (recuerda que es allí donde se depositan residuos de comida, y las bacterias crecen a gusto).
Tampoco sudan, porque las glándulas sudoríparas no están suficientemente maduras.
6. No tiene lágrimas
Lloran, gritan y gimen pero no les salen lágrimas –lo que comúnmente los adultos llamamos “lágrimas de cocodrilo”–, porque los conductos lagrimales aún están cerrados, que se abrirán más o menos a los 3 meses de nacidos.
7. Más huesos y sin rótulas
Cuando somos recién nacidos tenemos más huesos, más o menos 300, en comparación con los que tenemos al volvernos adultos, 206. Por ejemplo, muchos de los huesos se van soldando –como los del cráneo– cuando se cumplen los 2 años; y en el caso de las rótulas, éstas empiezan a desarrollarse desde un cartílago y se osifican con el tiempo, y si las quieres ver en una radiografía aparecerán como una mancha borrosa. Por eso es muy importante que a edades muy tempranas no pongas de pie al bebé.
Ésta es una de las razones de su fortaleza, pues el tejido esponjoso sirve para absorber los golpes y caídas que sufren mientras aprenden a moverse y caminar.
8. No saborean la sal pero prefieren el dulce
Su sentido del gusto no está muy desarrollado, y aunque algunos estudios indican que tal vez los recién nacidos tengan más papilas gustativas que los adultos, no reconocen el sabor salado. Por ello es tan importante darle el pecho a los niños exclusivamente los primeros 6 meses de vida, y al prepararle sus papillas no agregarles sal o azúcar, pues sus riñones y otros órganos no procesan estos ingredientes artificiales.
9. Genéticamente programados
Los recién nacidos responden automáticamente a las voces humanas, en particular a las femeninas; aprenden de forma muy rápida a distinguir los sonidos.
10. Dormir con sonidos
Contrariamente a lo que pensamos, los recién nacidos duermen mejor y más profundo si su entorno “externo” se parece un poco al útero. Algunos sonidos pueden ayudarlo a conciliar mejor el sueño, como una grabación de los latidos de tu corazón o sonidos de agua (un arroyo, las olas del mar, una cascada).
Eso les recordará un tiempo de absoluta paz y protección.
11. Cabeza y cerebro más grandes
Las cabezas de los recién nacidos suelen ser notablemente más grandes en relación con su cuerpo, y es porque representan nada menos que un cuarto de su peso total.
Lo mismo pasa con su cerebro: al nacer pesa alrededor del 10% del total de su peso, mientras que cuando crecemos sólo es el 2%.
Supercurioso.com
0 comentarios:
Publicar un comentario