En estos tiempos de examen, hoy te traemos algunas indicaciones para esos días en donde estudias y aprendes pero, a la hora de presentar se te olvida todo.
Planning
Calcula bien el tiempo y contenido que debes estudiar para que realices un esquema de cuanto texto debes estudiar por hora.
No olvides tampoco ajustarte a la naturaleza del examen: no es lo mismo prepararse para una prueba tipo test que para una oral.
¿Lo sé?
Para poder rendir al máximo debes mantener los nervios en calma y tener presente que todo debe estar bajo control, Por eso, cuando termines de estudiar todo el temario, te recomendamos autoevaluarte (con exámenes similares, ajustando tiempos o con la ayuda de un compañero). Eso sí, hacerlo el día anterior para poder reforzar las partes que lo necesiten, si se da el caso.
Dormir vale por dos
En la mayoría de los casos las pruebas son contra el reloj, pero debes saber que es mejor invertir tiempo en un buen descanso para poder acudir al reto con la mente despejada y los nervios reposados.
Llega con tiempo suficiente para que nada te altere y evita los repasos de último minuto.
Por los ojos
El aspecto y la presentación son de suma importancia la hora de presentar una prueba, así que, la limpieza, el orden y una redacción correcta son también factores fundamentales a la hora de sacar una buena nota.
Lee bien las preguntas y limita tus respuestas a lo que te piden. Recuerda que ser breve, a veces, vale por dos.
¡Crisis!
Si los nervios te traicionan puedes quedar en blanco y a pesar de sabértelo todo de memoria no vas a saber como contestar y dar la respuesta correcta.
Respira profundamente y concentrate en pensamientos positivos. Deja esa pregunta molesta para más adelante y seguí con el resto.
El último esfuerzo
A la hora de presentar calcula cómo debes administrar el tiempo para contestar cada pregunta en función de la cantidad total y el grado de dificultad.
Reserva unos minutos para el repaso final aunque a veces parezca innecesario, te permitirá corregir errores inconscientes y reforzar partes menos consistentes.
No te dejes vencer
Lo ideal es afrontar este tipo de pruebas en un estado cómodo pero de alerta. Y si el resultado te defrauda, no te dejes vencer, hace una valoración de cuáles han sido los puntos fuertes y los puntos débiles de tu preparación y… ¡vuelve al siguiente examen con más fuerza!
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