Los atletas olímpicos nos inspiran. Su talento natural y su feroz disciplina nos asombran yendo cada vez más lejos, saltando más alto, corriendo más rápido... El espíritu olímpico puede animarnos a asumir nuevos retos. Esto es lo que podemos aprender de ellos:
1. Fijar una meta y romperla
A nivel olímpico, los atletas entrenan para su deseada medalla de oro como parte de un proceso de cuatro años. No entrenan de un año para otro. Tras establecer una meta para un récord mundial, los atletas y sus entrenadores dividen esta evolución en tareas y períodos de tiempo con metas más pequeñas que van marcando el progreso en el camino, según comenta Chris Sebelski, profesor del Saint Louis University Medical Center (EE.UU.). Esta es la clave del éxito. Si nos ponemos metas muy grandes, perderemos el control y pensaremos que nuestro objetivo principal parece ahora inalcanzable.
2. Entrenamiento cruzado
Los atletas olímpicos no solo practican dentro de su conjunto de habilidades, sino que utilizan otras a lo largo de ese entrenamiento. Este entrenamiento cruzado reduce los riesgos del exceso de entrenamiento y también ayuda a evitar lesiones. Practicar deportes que mezclan fuerza y ejercicio cardiovascular mejorará el rendimiento muscular y estimulará la mente para que no se aburra por el exceso de repetición.
3. Entrenar con otras personas
Los atletas olímpicos no entrenan solos ni tampoco lo hacen con personas que se encuentren en el mismo nivel de habilidad que ellos. El espíritu competitivo nos estimula, nos motiva, pero también aporta beneficios practicar con deportistas de todos los niveles. Por ejemplo, si nos gusta correr, alternar días con recién iniciados al ' running' -aumentando la cantidad de tiempo de ejercicio- con días de entrenamiento duro con alguien más rápido, nos aportará de nuevo motivación para mejorar en nuestros resultados.
4. Crear un equipo
A pesar de que veamos a los atletas olímpicos como héroes, no podemos olvidar de que esas personas están apoyadas por muchas otras que les han ayudado a llegar hasta ahí. Y ellos también saben que por sí solos no habrían alcanzado ese objetivo: “Se necesita un pueblo para poner uno olímpico frente al mundo”, comenta Sebelski. ¿Qué personas pueden ayudarnos a lograr nuestros objetivos?
5. Actitud olímpica
Para la mayoría de nosotros, nuestro trabajo, la familias y los compromisos personales nos suponen no poder dedicar tantas horas a nuestra meta deportiva como lo haría un campeón del mundo. Sin embargo, sí que podemos adoptar la mentalidad de un atleta olímpico durante el tiempo que destinamos a ese entrenamiento. La concentración y la disciplina nos ofrecerán resultados alentadores. Y es que el orgullo que sentimos tras conseguir una mejor marca personal producto de nuestro esfuerzo es algo que todos podemos experimentar.
“Independientemente de la magnitud de la meta, debemos tener la experiencia, al menos una vez, de probar el entrenamiento para lograr una meta física establecida por nosotros mismos. Al cruzar la línea de meta obtendremos una sensación diferente a cualquier otra”, aclara Sebelski.
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