Muchas personas renuncian a hacer actividades con las que disfrutan o a trabajos por culpa de los dolores.
No se encuentran con la fuerza suficiente para salir de casa y afrontar procesos de socialización o aprendizaje.
Este malestar se acrecienta cuando saben que personas con las mismas afecciones tienen una calidad de vida mucho mejor y su desempeño diario apenas se modifica.
Se preguntan por qué ellos sienten más dolor que los otros, “¿soy débil?”, se interrogan, con la consiguiente bajada de autoestima.
Como hemos explicado en este espacio, la salud mental tiene una fuerte incidencia en el sistema inmunitario y, por tanto, en nuestro estado físico.
Lo cierto es que todos nos hemos cuestionado esto alguna vez o, ¿acaso no te sientes pequeñito cuando los deportistas juegan lesionados, heridos o enfermos?
La solución a este conflicto la tenemos que buscar en la habilidad para gestionar nuestras emociones.
La inteligencia emocional es clave para manejar el dolor
Estamos hablando de la capacidad para detectar nuestros sentimientos y la causa de los mismos, para conservar los positivos y contrarrestar los negativos.
Aquellos que sienten más dolor que otros tienen dificultad a la hora de luchar contra las emociones desagradables y, por tanto, se apoderan de ellos.
La respuesta emocional a las enfermedades es diferente en todas las personas.
Esta está presente en la comunicación entre la corteza cerebral y el núcleo accumbens, un vínculo que también controla la motivación. Así, cuanto más fuerte sea el nexo entre las dos zonas cerebrales, la sensación de dolor será mayor y más duradera.
Teniendo en cuenta esto, es posible mitigarlo gracias al control de estas conexiones, porque se generan a partir de las ideas. El miedo a los padecimientos, la falta de control, el temor a las enfermedades… Todos estos elementos intensifican el malestar.
Evita sentir más dolor que otros con la conciencia plena o mindfulness
La conciencia plena o mindfulness es un conjunto de ejercicios mentales cuyo objetivo es ayudarte a centrar tu atención en un fenómeno determinado.
Para ello, se trabaja lo que se denomina “presencia”. Se entrena la percepción y se logra que la atención sea total, pero con una perspectiva más abierta y positiva.
A diferencia de lo que puede parecer, la meta de la técnica es que entendamos el dolor, no pensar en otra cosa.
En consecuencia, tendrás que poner el foco en el mismo, pero con una actitud curiosa: concéntrate en examinarlo y olvídate de condenarlo, y no serás de los que sienten más dolor que los otros.
La razón es que te darás cuenta de que los niveles de dolor varían, de por qué se produce y de cuándo mejora.
Tener este conocimiento servirá para que sientas mayor poder sobre ti mismo, lo cual es muy importante, ya que una de las consecuencias más frustrantes del dolor es la imposibilidad de hacerte cargo de tu vida.
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