Un minuto estás completamente inmerso en una actividad, y al siguiente estás escribiendo a tus amigos en un grupo de chat o poniéndote al día en los últimos chismes de la farándula e incluso viendo videos virales de animales.
El resultado final es que no terminas haciendo lo que tenías que hacer y te sientes increíblemente frustrado. Si esto te suena familiar, no estás solo y puede que no sea tu culpa del todo.
Muchos expertos piensan que nuestro cerebro no está preparado para el rápido y creciente bombardeo de distracciones digitales, lo que nos deja con una sensación de lentitud y, en última instancia, menos productivos.
A lo que nos estamos enfrentando es a un problema del siglo XXI.
Hoy en día la tecnología domina toda nuestra vida que pasamos despiertos, y esto viene con un costo cognitivo.
Un estudio realizado en Canadá por Microsoft en 2015 reveló que en promedio, el intervalo de atención de los humanos bajó de 12 segundos a finales del siglo pasado, a ocho segundos con el nuevo milenio.
Expertos consideran que esto no se debe a que nos estemos haciendo menos inteligentes, sino que ahora desempeñamos múltiples tareas todo el tiempo.
Cuando varías de una actividad a otra, tu cerebro utiliza glucosa oxigenada; y en la medida que esa fuente se agota, te quedas con una sensación de somnolencia y desorientación.
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